El Secreto de los Ticos

Luis Revilla.-

El fútbol ya le debía a Juan José Campanella una de sus comparecencias más dignas en el cine antes de “Metegol” (2013). El director argentino dedicó al balompié la escena más vibrante del laureado drama “El Secreto de sus Ojos” (2009), una toma extendida que se inicia con vista aérea sobre el estadio Tomás Adolfo Ducó, durante un partido ficticio entre Racing y Huracán en Buenos Aires.

La secuencia, todo un derroche técnico, es también un alarde de sensibilidad por el juego porque lo muestra desde su mejor ángulo: desde arriba, donde es más fácil apreciar la dinámica colectiva, la gestión del espacio.

Todo buen equipo de fútbol agradece un poco de panorama; algunos incluso llegan a merecerlo. En este Mundial quizá ninguno lo merezca tanto como la invicta Costa Rica, primer lugar del grupo de Italia, Inglaterra y Uruguay, campeones de 7 Copas del Mundo.

Semejante gesta ya ha sido catalogada como una de las sorpresas más grandes en la historia de los mundiales. Sin embargo, la victoria de los Ticos no ha sido tan reveladora como su fútbol, su manifiesta superioridad sobre rivales tan prestigiosos.

Del equipo de Jorge Luis Pinto puede decirse que ostenta soluciones colectivas para todos los momentos del juego; mecanismos ejecutados de forma coordinada y exitosa. Sobre ese trabajado soporte táctico emergen Joel Campbell y otras figuras. Pero todo esto es mejor verlo que leerlo.

Nominalmente, Costa Rica juega con un 5-2-3 que, como todo esquema, varía según la fase del juego.

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En defensa estática, el dibujo pasa a un claro 5-4-1 que permitió un solo gol ante Cavani, Balotelli, Sturridge y Rooney, entre otros.

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En ataque el despliegue cambia.

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Junior Díaz y Cristian Gamboa, los carrileros, elevan su posición cuando Costa Rica tiene el balón. La profundidad que ambos aportan es vital para la ofensiva. El gol de Bryan Ruiz a Italia resume esta y otras virtudes del ataque organizado costarricense. La jugada es una salida lateral con recepción y cambio de orientación de Joel Campbell. Luego Junior Díaz recibe en la banda y cede a Bolaños. Costa Rica acumula hombres en el centro, lo que abre caminos en la izquierda, donde Díaz aparece de nuevo para lanzar un centro magnífico.

La línea de tres centrales juega un papel crucial en la salida de balón. Umaña, González y Duarte ocupan bien el ancho del terreno para llevar la jugada de una banda a otra, donde Costa Rica se junta para invadir el campo rival. Es un ejercicio paciente, dinámico y seguro que permite a los Ticos instalarse bien arriba, lejos de Keylor Navas, sin miedo a pérdidas de balón inoportunas.

La técnica y la calma de los defensas centroamericanos compensa de alguna manera la actitud agresiva del equipo en el tercio final del campo. Si el rival espera y el partido lo pide, los de Pinto pueden llevar la iniciativa sin problemas. Lo lograron contra Italia y se los va a exigir Grecia. Todo se basa en elegir el cuchillo correcto. El balón directo a Joel Campbell es uno de los más empleados, pero hay más recursos como Bryan Ruiz, que revolotea constantemente para triangular con sus extremos y mediocampistas. Al capitán le gusta ofrecer ese apoyo en el centro del campo que desbloquea jugadas y permite a los suyos correr al espacio.

Con él suele combinar Celso Borges, hijo de Alexandre Guimaraes, gloria del fútbol tico. El número 5 de Costa Rica es ágil en el toque y decidido en la carrera, como Yeltsin Tejeda, su joven socio en el mediocampo. En el video, Borges sube 20 metros a su equipo con solo tres toques y busca el cabezazo en el área. Es una gran demostración de verticalidad:

El ataque costarricense ostenta atributos que relucen cuando hay más espacio, en transición. Como hemos visto hasta ahora, el equipo de Pinto ejerce la iniciativa con suficiencia, pero también es una máquina del contragolpe. En la secuencia, Costa Rica se defiende en su área y Celso Borges la lleva nuevamente al terreno rival con solo dos toques:

Detrás de las transiciones ticas está una de las defensas estáticas más sólidas y mejor trabajadas del torneo. De todas las propuestas de tres centrales y dos carrileros que se han podido ver en la Copa, la de Costa Rica brilla especialmente por su coordinación y coherencia. El proceso es sencillo: cada central tiene el objetivo de presionar toda recepción en el perfil que le corresponde defender en la frontal del área. Por ejemplo: si el rival ataca por la izquierda, Duarte rompe la formación de 3 y sale a presionar. González toma su espalda y Umaña completa la línea de 4. Si el ataque es por la derecha es Umaña quien sale. Los centroamericanos tienen amaestrado este enroque defensivo permanente, que les da superioridad en el centro y permite a Borges y Tejeda presionar bien arriba para forzar pérdidas y suscitar contraataques.

La secuencia anterior termina con Junior Díaz, carrilero izquierdo, en la raya de fondo. En la siguiente es Cristian Gamboa, carrilero derecho, quien se deja la vida para darle profundidad a su equipo.

Independientemente de lo que pase el domingo, cuando Costa Rica enfrente a Grecia por un pase a los cuartos de final, los Ticos ya forman parte de la historia del Mundial de Messi y Neymar. Por los rivales y las expectativas superadas pero, sobre todo, por el fútbol jugado. Puro fútbol.