Costumbres mexicanas

Luis Revilla.-

En uno de los partidos más competitivos de lo que va de Mundial, Brasil y México empataron a cero. El pentacampeón exhibió de nuevo sus graves problemas en fase ofensiva, aunque tiene la tranquilidad de saber que no volverá a enfrentar a Memo Ochoa, por lo menos hasta la final. México, mientras tanto, volvió a ser México. Algo pasa con El Tri, que en cada ciclo mundialista sufre lo indecible para clasificar, pero a la hora de la verdad se recupera de la amnesia.

El fútbol mexicano tiene un aroma cada vez más reconocible, que impregna la memoria colectiva desde hace varios lustros. Competitividad y orden. Javier Aguirre, Ricardo La Volpe. Garra y táctica. Es, como dice Villoro, esa “gran capacidad de autoengaño” para competir aunque no haya opciones de ganar. Es la salida de balón, el escalonamiento, la gestión del espacio, la profundidad en las bandas. Es el aire subversivo que le rodea cuando choca con gigantes europeos o sudamericanos en el Mundial. Unas veces ganó, otras empató y otras perdió, pero la selección mexicana tiene un historial reciente lleno de provocaciones memorables: el empate contra Italia en el 94, la derrota ajustada con Alemania en el 98, otro empate contra Italia en 2002, la dura derrota contra Argentina en 2006, que despertó la admiración de Guardiola, o la victoria contra Francia en 2010.

El 0-0 en Fortaleza se agrega a la lista de atrevimientos. Sobre ese punto milagroso se sostiene la esperanza tricolor de estar entre los 16 mejores por sexto Mundial consecutivo, un logro que solo Alemania y Brasil pueden emular la semana que viene. Evitar la derrota contra Croacia, pues, bastaría para avanzar a octavos de final, una costumbre tan vieja como perder en octavos de final — pero esa es otra historia.

En cualquier caso, la construcción express de Miguel Herrera ya ha logrado inflar el pecho de sus millones de compatriotas, gracias a su fútbol intenso y algorítmico. México siempre tiene algo que intentar sobre la cancha. Sus jugadores siempre tienen un lugar al que hay que ir o donde hay que estar, sea para ayudar en defensa o para apoyar la circulación del balón, garantizar opciones de pase, etc.

Hay un pasaje del partido que lo resume todo:

México quiere salir con el balón dominado desde su propio campo. Rafa Márquez juega con «El Maza» Rodríguez, que a su vez encuentra a Héctor Herrera, interior derecho. Herrera llega de espaldas e intenta controlar el balón, pero su recepción no es perfecta y lo pierde, lo que desemboca en un barullo en el área que pudo resultar en el 1-0 para Brasil.

El capitán aprovechó los segundos de descanso del saque de meta para reprender a su compañero. Lo hace porque el error no es técnico, sino táctico.

– «¡¡Si estás de espalda, toca!!»

Lo dicen las primeras páginas del manual de estilo mexicano. Héctor Herrera lo olvidó por un segundo y casi le cuesta un gol a su equipo. Por eso juega Rafa Márquez.