Fiesta en el llano

27/05/2014

FutVe

Zamora puede festejar esta noche cuando la melancolía de las despedidas estimula las lágrimas placenteras, las que nacen del corazón cuando a la felicidad del triunfo se suma la dicha de un futuro mejor. Juan Falcón y Pedro Ramírez, santo y seña del equipo campeón de Sanvicente, marcharán a Europa con el alma henchida de orgullo blanquinegro. Otros también dirán adiós porque los ciclos de los hombres de bien se alimentan de un constante renacer.

Hoy en Puerto Ordaz dio la vuelta olímpica el mejor club de la temporada ante su Némesis más digna. Mineros fue un bálsamo estilístico, un guiño al fútbol de posesión y un homenaje en vida a varias de las más grandes glorias del fútbol venezolano contemporáneo.

Ganó el Zamora, cuya segunda estrella quedará como un faro luminoso en su escudo y en la bandera del estado Barinas. La consagración engrandece la figura de Chita Sanvicente, ganador de su séptima corona local, todo un señor de los anillos con aires de milagrero. Al Negro de San Félix le calzan las charreteras de prócer, como ese otro Negro al que la historia guardó un lugar.

En cada gesto de su equipo hubo una ofrenda al entrenador, que para la hinchada que más lo amó es “uno solo” y para la que lo adoptó es casi un gurú.

Allí están todos sus soldados: el renacido Alexis Angulo, los generales Carlos Javier López y Lucho Vargas. El grupo de sus guerreros más fieles, con Arlés Flores poniendo el pecho en el frente, flanqueado por Jonathan España, Luis Carlos Ovalle, Laineker Zafra y Ricardo Clarke. También Pedrito y la corneta que anuncia el avance de las líneas; John Murillo, a lomos de ese potro indómito que son sus piernas y Falcón, la mejor pieza de esta campaña admirable.

Y la segunda línea con Ibarbo, Mendoza, Ynmer González, Pluchino, Arenas…

Celebra en Cachamay el equipo de las transiciones veloces, del fútbol solidario y sólido, del espíritu colectivo como valor irrenunciable. Hay fiesta en Barinas y en todo el llano venezolano.

En esta tarde de despedidas, cuando le ha dicho adiós al juego Ricardo David Páez, cuando el corazón se arruga en el pecho de quienes sienten la melancolía del adiós, Zamora dignifica su propuesta con un trofeo que despide el año con una sensación profunda de que, lo que hoy se gana con esfuerzo, perdurará en los triunfos del mañana.

Foto: Miguel Vallenilla

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