Mineros dio una vuelta de tuerca en su proyecto futbolístico. Transcurridas dos fechas del torneo Clausura, golpeó sólido sobre la mesa con el anuncio de dos incorporaciones y el regreso de un “hijo pródigo”. José Manuel Velásquez y Ángelo Peña llegaron para fortalecer al plantel y continuar dándole vuelo a la idea pergeñada por Richard Páez. Al tiempo, comunicó la vuelta de Zamir Valoyes, goleador del Apertura, casi descartado hace unos días cuando los cantos de sirena que llegaron desde China y México lo sedujeron.
Las piezas le darán un mayor margen de mejora a un plantel que tomó vuelo en el semestre pasado. No hay indicios que lleven a pensar en un estancamiento. Lo contrario: ante el éxito, más innovación y fortalecimiento del ideario.
Velásquez regresa al club con el que actuó durante la administración de Carlitos Maldonado. Mucho más maduro luego de su última experiencia europea, Sema es garantía de un primer pase claro y limpio, ideal para iniciar la jugada o para batir líneas. Un elemento que le dará a Mineros alternativas a la que ha sido su vía de escape natural en los últimos meses: la dupla Edgar Jiménez-Rafa Acosta. Por características, el equipo busca la descongestión más por el centro que por los laterales, una condición que ya han advertido sus rivales.
Justamente atendiendo a ese aspecto, el estudio de los oponentes y las necesidades de variantes que no atasquen el funcionamiento, lo de Velásquez es una incorporación de muchísimo valor. Delante de la presión sobre los mediocentros, el defensor puede asumir el rol de primer pasador o de imán para los contrarios si opta por trasladar desde el fondo. Superada la primera línea de presión con un argumento diferente al habitual, las posibilidades de desarrollar el juego de elaboración, con más énfasis en la posición o explotando las transiciones, aumentan exponencialmente.
Con Peña crecen las opciones de desequilibrio en el medio y en el último cuarto de la cancha. El volante tiene pase gol, se asocia con criterio y posee un remate de media distancia nada desdeñable. Ángel Chourio ha sido una columna sólida en el centro del campo y su nivel alcanzó cotas muy altas con Páez como entrenador. Pero quien hasta hace poco vistió la camiseta del Náutico de Recife, podrá ampliar el abanico de registros y permitirá variantes en el sistema. Sus ricas condiciones técnicas le permiten desempeñarse como mediocampista externo en un 4-2-2-2 o media punta en un 4-2-3-1, esquemas que Mineros ha empleado en distintos momentos con su actual estratega.
Sobre Valoyes hay suficiente literatura escrita. Una vez entre en ritmo de competencia será el delantero profundo, veloz y letal en el área que llevó en volandas a Mineros a su primer título en 25 años.
La apuesta por un juego atildado y dinámico mantiene su coherencia con las incorporaciones. Cuando toda la estructura sigue esa línea con sentido común, definiendo el estilo sin ambages, el éxito llega como consecuencia inmediata. Una derrota no altera la dirección que desde el primer directivo hasta el último de los futbolistas entiende y asimila como propia.
Así llegó la vuelta olímpica el pasado diciembre y siguiendo esa misma ruta buscará la segunda estrella de la institución. En tiempos en los que el futuro de su técnico está condicionado por el casi seguro retorno a la selección nacional, las decisiones del club apuntan hacia la continuidad estilística. Con ese mismo criterio sabrán cómo y dónde buscar al sustituto de quien ha sido su tótem en el último año.
Páez fijó el rumbo. Quienes se queden en el equipo tendrán que prolongarlo.